El pasado 3 de diciembre me llegó una publicación del periódico alicantino Diario Información cuyo titular llamó mi atención: "¿Qué significa para un animal el amor?", su autora Victoria Lacalle.
En él afirma cosas como que ha visto animales con enfermedades incurables sanar gracias al amor. Después de leer esto creí muy necesario decirle estas palabras:
“ANIMALES: No nos hables de amor, háblanos de respeto.”
Estimada Victoria Lacalle
He creído importante contestar a tu escrito de ayer sobre
los animales y el amor a fin de evitar confusiones.
Todo lo que
intentas expresar es muy idílico y bonito pero no nos confundamos, no es el
amor lo que sana o enferma a los animales, si no, los tratamientos veterinarios
y cuidados o la ausencia de estos. Si de algo pecamos la parte empática de la
población es de amarlos tanto. Créeme si te digo que no es tanto el amor que
necesitan como lo es el respeto.
El amor, la mayoría de las veces, va en contra de la propia
naturaleza del animal y esto no les beneficia absolutamente en nada. Los perros y los gatos no son personas, ni
más ni menos, distintos, y por lo tanto con unas necesidades completamente
distintas a las nuestras. Algo que parece que socialmente es difícil de
entender y que no tendría importancia si no fuera por la cantidad de problemas
que les acarrea.
Si he de darte la
razón en que el prejuicio es cosa de humanos y no de otras especies, ¿o no?
Porque en su versión salvaje las hembras eligen para la monta al macho ganador,
especies que directamente desprecian al macho por estar este enfermo, gatas que
separan a crías de la camada al ver inviable la supervivencia del pequeño,
individuos de manadas que son abandonados por estar heridos o enfermos y
suponer un lastre para el resto y un sinfín de ejemplos más.
¿Sigues creyendo que no juzgan las condiciones de los
individuos o por fin te das cuenta de que directamente estos no prosperarían?
Tanto el statuts como el físico son contemplados por los animales.
En general cuando hablamos de animales nos referimos a
perros y a gatos, a los domesticados, especies de naturaleza social y que
necesitan esa vida en sociedad, por lo tanto capaces de desarrollar vínculos
afectivos muy fuertes pero que lejos está de tratarse de amor y más cerca de
instinto de supervivencia. Te reto a que no rellenes el comedero del gato en
cuatro días y dejes la puerta abierta de casa, a ver si tan incondicional es el
amor que siente hacia ti.
Dejémonos ya de humanizar a los animales, su comportamiento
es instintivo y que no se le caiga el mundo a nadie porque esto no significa
que la convivencia con ellos no tenga que ser plena y satisfactoria, pero
nuestra intensidad en el sentir, esa sensación que todas las que convivimos con
ellos tenemos y que no se puede explicar, no debería afectarles a ellos. No
debemos seguir sumándoles atributos humanos porque esto les llega a entrañar
serios problemas de comportamiento que no se merecen sufrir. Precisamente todo
ese amor que sentimos por ellos debería hacernos respetarlos más y dejar
nuestro egoísmo proteccionista y, en numerosas ocasiones, nuestras carencias
personales a un lado.
Y si, estamos en deuda con ellos pero de nuevo nada que ver
con el amor, si no con la domesticación, el uso para NUESTRO disfrute, el
cautiverio para NUESTRO divertimento, el
abuso para NUESTRO propio beneficio, el cambio genético para NUESTRO gusto
estético, el aprovechamiento como herramienta para cubrir NUESTRAS necesidades
y de nuevo un largo etcétera.
No Victoria no, los animales no son puro amor, son víctimas
de una sociedad egoísta hasta cuando las intenciones son las mejores.
MAr Puig
Podéis leer la publicación a la que me refiero AQUÍ